El 20 de enero de 1875, a la edad de 60 años, fallecía en Barbizon (Francia) el pintor Jean-François Millet. Hoy, día en el que se complen 141 años de la muerte de este artista, nos ha parecido oportuno recordarlo en nuestro blog.
Hijo de campesinos normandos, se trasladó a París con 23 años para estudiar con Paul Delaroche, conocido pintor romántico. Más tarde fue influenciado por Honoré Daumier, de quien aprendió su facilidad para dibujar el cuerpo humano.
En sus inicios como pintor se dedicó fundamentalmente al retrato y a la mitología. Es curioso que su trabajo más ambicioso de aquella época no se conserve: sabemos que en 1848 presentó en el Salón de París, no con mucho éxito, La cautividad de los judíos en Babilonia, y se cree que Millet reutilizó el lienzo en 1870 para pintar sobre él La joven pastora.
En 1849 el pintor se traslada a Barbizon, con su mujer y sus nueve hijos. Es entonces cuando su obra comienza a evolucionar hacia un enfoque más realista que lo llevará a crear las pinturas por las que hoy lo recordamos, de campesinos trabajando en el campo. Hacia el final de la vida de Millet, el paisaje cobró protagonismo en su obra.
Millet fue una influencia importante para otros grandes pintores. Vincent van Gogh pintó entre 1889 y 1890 veintiuna copias de trabajos de Millet, mientras que Salvador Dalí estaba fascinado por El Angelus, y llegó a escribir un análisis sobre él; según Dalí, este cuadro fue para él la “obra pictórica más íntimamente turbadora, más densa”.
Las espigadoras
Fue pintado al óleo sobre lienzo en 1857. Tiene un tamaño de 83,5 x 110 cm y se conserva en el Museo de Orsay (París). En su época incomodó a la clase alta, por considerar que constituía una denuncia social de las condiciones de vida de los campesinos. Durante la Primera Guerra Mundial se utilizó en Francia como símbolo patriótico para estimular el alistamiento.
El Angelus
También óleo sobre lienzo, fue pintado entre 1857 y 1859. El original mide 55,5 x 66 cm y está expuesto igualmente en el Museo Orsay. En una primera versión del cuadro un niño de pocos meses yacía muerto dentro de la cesta que está en el suelo, mientras que los padres lo miraban desconsolados. Más tarde, Millet la retocó hasta dejarla como la vemos hoy: dos campesinos que interrumpen su trabajo en el campo para rezar el Ángelus.
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